«Bonjour!», «Oui, oui», «Bon voyage!». Seguro que todo esto te suena y que más de una vez lo has utilizado, aunque no tengas ni idea de hablar francés. ¿Qué tendrá este idioma que suena tan bonito?
Estoy segura de que el motivo de muchos de los que empiezan a aprender esta lengua es «Suena sexy y además se parece al español». Sin embargo, hablar francés no es tan sencillo como parece. Además, hay muchas diferencias culturales que influyen en el idioma. De hecho, aunque España y Francia sean países vecinos, me he encontrado muchas curiosidades tanto en la lengua como en la cultura a lo largo de estos meses.
¿Qué has dicho? ¿Puedes repetir, s’il vous plaît?
1. Rapidez al hablar
Actualmente, dicen que la segunda lengua más rápida del mundo es el español. Entonces, aunque no sé el puesto, seguro que el francés también está de los primeros. En definitiva, los franceses hablan bastante rápido, además mientras más joven sean más rápido hablan. ¡Así que imaginad lo que es salir con un grupo de amigos franceses! Pues, concentración máxima y la cabeza moviéndose de un lado y a otro sin parar; es como si estuvieras viendo un partido de ping pong.
2. Esfuérzate en pronunciar bien
En primer lugar, por norma general, o pronuncias bien o no te harán mucho caso e intentarán hablar en inglés contigo. De hecho, la dificultad de la fonética francesa sumada al acento español provoca más de un malentendido y anécdotas increíbles. En segundo lugar, probablemente, te corregirán y tú contestarás indignado «¡Pero si es lo que acabo de decir!». Pero no, en realidad, seguro que no habías dicho lo mismo.
3. Palabras demasiado similares
Además, en francés existen muchas palabras que cambian por un par de letras y tienen significados muy diferentes. Gracias a esto podrás vivir anécdotas inolvidables. ¡Yo tengo una lista interminable en mi cabeza!
Dada mi experiencia, mi consejo es que tengas cuidado con las palabras courgette («calabacín») y fourchette («tenedor»). Puede que el frutero no te entienda bien al decirle «Me puede dar un kilo de tenedores, por favor».
¡Atención! Peor es el caso de confundir las palabras épices («especias») y espèces («efectivo») en la caja del supermercado, ya que pagar con un poquito de orégano o perejil no está bien visto. ¡Qué cara se le quedó a la cajera cuando le dije que iba a pagar con especias!
4. ¡Hablan al revés!
En París tuve el placer de conocer de cerca el argot francés, un vocabulario mucho más familiar y de la calle. Lo que no sabía es que dentro del argot existe el verlan. Este fenómeno lingüístico consiste en darle la vuelta a las palabras. ¡Normal que no entendiera nada!
Es decir, resulta que si te dicen cimer en realidad te están diciendo merci («gracias»). Si te llaman meuf quieren decir femme («mujer»). Si oyes decir céfran quieren decir français («francés»). ¡Es de locos!
5. El arte de saludar
Saludar en francés no es nada sencillo. Bonsoir es «buenas tardes» y bonne nuit es «buenas noches». En cambio, bonjour es»hola» y «buenos días» al mismo tiempo. Sin embargo, los horarios en Francia no son como en España, de hecho, se cena entre las 7 y las 8.30 de la tarde. Por lo que tenemos que estar atentos a la hora.
Además, está «Salut!» que es «hola», pero entre jóvenes, amigos y familiares. Ten cuidado, es mejor no utilizarlo con tu profesor o con tu jefe.