Viajar y conocer otros países son la mejor manera de romper con los estereotipos y alimentar nuestro espíritu. De hecho, ver de cerca otras culturas y civilizaciones puede provocar que cambie nuestra perspectiva o incluso que nos haga evolucionar. Irse al extranjero significa aprender, nutrimos nuestra mente con estímulos novedosos continuamente . En mi caso, París nunca ha dejado de enseñarme, vivir allí ha sido mi mayor lección de vida.
10 cosas que aprendí viviendo en París (y que nadie antes me dijo)
1. París es una fiesta. Museos por la noche, pique nique en cualquier jardín, terrazas en invierno, conciertos en palacios, festivales de arte callejeros... Siempre hay algo que hacer en esta ciudad, es necesario exprimir cada vivencia: l’art de vivre (el arte de vivir). Los parisinos son expertos en disfrutar.
2. «¡Eres joven, tienes tiempo para equivocarte!» He perdido la cuenta de las veces que he escuchado esta frase. El espíritu parisino transmite fuerza, ganas de tener nuevas experiencias y probar suerte. Improvisa, no hay mejor momento que el ahora.
3. París es la ciudad de las oportunidades. No importan los obstáculos, si quieres algo ve a por ello. Sin duda alguna, esta ha sido una de las cosas que aprendí viviendo en París que más me ha aportado. Debemos ir jusqu’au bout (hasta el final) para conseguir nuestros objetivos, pero siempre respetando a los demás y creyendo en nosotros mismos.
4. Ser diferente y romper con los cánones. Lo original siempre está de moda.
5. Multiculturalidad. Una cosa sí tengo clara: en París no solo hay parisinos. Numerosas culturas, etnias y religiones se entremezclan para formar una atmósfera única y realmente cosmopolita.
6. Disfrutar al máximo del sol y aprovechar los días lluviosos. Por un lado, durante los meses fríos el mejor plan es un apéro en casa con los amigos, incluso si es en un estudio de 10 metros cuadrados. Por otro lado, si sale el sol: pique nique en las plazas o jardines; cualquier lugar es apropiado. Al fin y al cabo el clima no es tan importante para la vida parisina.
7. Paciencia, divino tesoro. El ritmo parisino es bastante tranquilo, aunque al principio no lo parezca. Los ciudadanos están acostumbrados a esperar y a planificar con mucha antelación los trámites. De hecho, en París debes realizar el papeleo con anticipación, siempre pueden surgir imprevistos.
8. La elegancia del lenguaje. El francés tiene distintos registros respecto al grado de formalidad. Por lo general, los franceses cuidan mucho su manera de dirigirse a las personas. En situaciones formales suelen utilizar un vocabulario muy amplio, numerosas fórmulas de cortesía y organizan su discurso.
9. Bonjour, s’il vous plaît y merci es lo mínimo en una conversación. La educación es lo primero y si no has sido amable con ellos, te lo harán saber, créeme. De hecho, lo normal despedirte de cada persona con la que hables deseándole que tenga un buen día con un «Bonne journée!».
10. Continúa y sé feliz. Avanza, encuentra tu bonheur (felicidad), sea donde sea: París, Nueva York, Senegal, Moscú… Busca retos y afróntalos, motívate y sigue adelante.