Como ya sabemos, la ley seca dio mucho de qué hablar en los años veinte en los Estados Unidos. Pero especialmente en Nueva York, como dato curioso, os diré que había más de 10.000 bares clandestinos (llamados los «Speakeasy«) sólo en la Gran Manzana.
Por supuesto, muchos de esos bares ya no existen hoy en día. Sin embargo, hay algunos de ellos que todavía pueden visitarse, y que conservan el encanto de aquella época y es difícil encontrarlos si no sabes exactamente dónde y cómo buscar.
Para ello, os voy a indicar algunos de los bares clandestinos más especiales y que más me gustaron durante mi estancia en Nueva York.
En primer lugar, y para mí el más especial, es el Please don’t tell, situado en St. Marks Place (East Village). Para encontrarlo busca el cartel de una salchicha gigante, ésa que dice “Eat me” (“Cómeme”), entrarás en Crif Dogs, un bar especializado en perritos calientes. Justo antes de llegar a caja donde pedir tu «hot dog» verás a tu izquierda una cabina de teléfono cerrada. Pues bien, esa es la entrada al bar clandestino que se sitúa justo detrás de la pared. Pero tiene truco, debes conocer el código (concretamente el 1) llamar y solicitar asiento o reserva (ya que algunas veces los fines de semana está bastante lleno). Una vez confirmado, abren la otra pared de la cabina y … entras totalmente en otra época. Sin duda, uno de los lugares más curiosos.
Por otro lado, cerca del anterior, tenemos el bar clandestino Death & Co situado en 433 E 6th St (Lower East Side). Durante los años duros de la Ley Seca se decía que una vida con alcohol estaba ensombrecida por la muerte. De ahí el nombre de estespeakeasy, Death & Co. Sin duda, su carta de cócteles creados por Jillian Vose es una de las mejores de la ciudad.
A su vez, si pasáis por Chinatown, os aconsejo el siguiente bar clandestino: Apothéke, situado en 9 Doyers St, Chinatown, que tiene como peculiaridad que todos los cócteles tienen nombre de medicamentos, y que los camareros se visten con batas blancas simulando que es una farmacia (que en su día así mantenían el secretismo de venta de alcohol). Recomiendo ir a Apothéke los miércoles cuando hacen el Prohibition Day con jazz en directo.
Otro lugar clandestino que merece la pena ser visitado es The back room, situado en 102 Norfolk Street (Lower East Side). Éste es un poco más complicado de encontrar. Tienes que bajar unas escaleras y atravesar un callejón bastante sucio, llegar hasta el fondo, donde encontrarás varias escaleras negras. Sube la que tienes más a tu derecha y verás una puerta negra. Al abrirla, entrarás en otro siglo: sofás de terciopelo rojo, chimenea, madera y gente bebiendo cócteles en tazas o con botellas de cerveza metidas en bolsas de papel, como se hacía en la época.
Por supuesto, hay más «speakesasy» (bares clandestinos) que podéis visitar, y que también tienen sus propias peculiaridades, entre ellos, además de los recomendados anteriormente, son: Gotham City Lounge (1293 Myrtle Avenue (Buscwick)), Angel’s Share (8 Stuyvesant Street (East Village)), The blind barber (339 E 10th St (Alphabet City)), Raines Law Room (48 W 7th Avenue), 2nd Floor on Clinton (67 Clinton Street (Lower East Side)) y Bathtub Gin (132 9th Avenue (Chelsea)).